¡Porfa! ¿Me lo compras?

El dinero puede ser una obsesión o un tabú porque al hablar de ello con los hijos esto puede significarse, que ellos entiendan indirectamente, que al tocar temas que se refieren a la elección de valores, de estilos de vida, de roles familiares o sociales.

¿A qué edad está bien involucrarlos? ¿Qué hacer para responsabilizalos? Y ¿Cuándo comenzarán a entender el verdadero valor del dinero? ¿Cómo responder a sus peticiones?

Para lograr manejar con éxito esta etapa en la vida de nuestros hijos, la escritora Nessia Laniado nos ofrece una guía sencilla para responder a las peticiones de los niños y educarlos en el uso del dinero: “Mamá me lo compras?” es una guía práctica, útil y divertida que te ayuda a enfrentar el día a día y orienta en temas como:

* Qué es para nosotros lo necesario y lo superfluo: ser claros con nosotros mismos, para transmitir mensajes claros a nuestros hijos.

* Cómo decir que no con suavidad pero con firmeza.

* Cómo limitar las influencias de los amigos, de la publicidad, de la televisión.

* Cuándo comenzar a hacer que los hijos manejen el dinero: propinas, domingos, premios…


Es allí cuando nos preguntamos ¿Nos queda el saco?

Alzar la voz y/o gritar ante las conductas inadecuadas de sus hijos,  repetir demasiado las instrucciones, en lugar de tomar medidas cuando los hijos desobedecen y ceder ante los lloriqueo y las súplicas, son las prácticas de crianza más frecuentemente encontradas en las familias venezolanas.

Esto claro según un estudio realizado a los padres asistentes a un taller de “Habilidades para la vida” dictado por la organización Prevención sin límites, en este estudio, se destaca la siguiente información:

* Los padres señalaron olvidar cómo era su comportamiento de niños y reconocieron que haciendo el ejercicio retrospectivo, pueden comprender mejor las conductas que sus hijos muestran ante ciertas circunstancias.

* La rutina se identificó como uno de los principales elementos que interfiere en el desarrollo de una adecuada relación padres-hijos

* La angustia y desesperación por las conductas inadecuadas de sus hijos, son frecuentemente  experimentadas por los padres.

* La mayoría parece tener desacuerdo con sus parejas (unidas o no) con respecto a los patrones de crianza a seguir con sus hijos , dando cabida a la presencia de la trampa del villano (demasiado duro), la víctima (el niño) y el salvador (demasiado blando).

Pero no te preocupes, si estás leyendo este artículo probablemente estás interesado en mejorar en tu rol de padre (madre) y ese es el primer paso para lograrlo.

La investigación mencionada concluyo que:

El cambio de las conductas de los hijos depende del cambio inicial de los padres y sus propias creencias  “es definitivamente romper con los propios esquemas que uno tiene…es difícil pero me di cuenta, que si lo hago mi hija se comporta mejor”.

Hay un beneficio costo-valor asociado a la atención oportuna que se hace de las necesidades de los hijos, es decir, que atender a los hijos cuando éstos lo solicitan adecuadamente independientemente de la actividad que realice el padre, significa evitar la manifestación de conductas problemas (resalta la comunicación efectiva)

Cuando se establecen normas claras y se está más atento a reconocer  las conductas positivas de los hijos, el ambiente en el hogar es armonioso

El uso del reconocimiento es sencillo, eficiente y económico “a mi hija de un año sólo con dibujarle una carita feliz en la mano fue la gloria para ella…no pensé que a su edad una cosa como esa pudiera significar tanto”

Cuando se cuenta con disposición y constancia en el uso de una técnica conductual, el resultado es positivo.

Gritar es innecesario, es más eficiente que el padre se aplique un tiempo fuera de unos pocos minutos para evitar que la violencia se haga presente.

por: Martin Flores Araujo
martinoboe@gmail.com
twitter: @martinoboe

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